Mercedes dejó a su marido sin mediar palabra. Una mañana de agosto cogió un poco de ropa, la cartilla de ahorros con siete mil euros y se fugó con el corneta de la banda municipal. Un hombre callado de mirada vidriosa y botella en mano, para aclarar la garganta, solía decir.
Viajaron sin rumbo, él medio borracho y ella agarrada a un sueño. La primera noche la besó y le dijo que la quería; las siguientes, como un muñeco roto se desplomaba en la cama oliendo a una mezcla de vómito y alcohol.
Después de seis días de carretera y pensiones de mala muerte, la dejó tirada, llevándose los últimos cuatro mil euros.
Mercedes pasó dos días con sus noches, sentada en un banco. No hubo llanto ni dolor ni rabia, solo una losa negra aplastándole la mente, estrujándole los sueños que le caían a chorro por los hombros, los brazos, las manos, los dedos, las uñas, rebotaban en el asfalto, se deslizaban por el borde de la acera y se hundían en la alcantarilla.
Alguien que pasaba por allí la encontró, tenía la boca manchada de sangre y las muñecas mordidas, deliraba.
A los quince días de la huída de Mercedes, su marido recibió una llamada telefónica de la policía; su mujer se hallaba en el centro médico de un pueblo lejano y desconocido, la habían identificado por el carnet de conducir, le pedían que fuera a recogerla. Él se negó, alegando que el divorcio estaba en trámite.
Viajaron sin rumbo, él medio borracho y ella agarrada a un sueño. La primera noche la besó y le dijo que la quería; las siguientes, como un muñeco roto se desplomaba en la cama oliendo a una mezcla de vómito y alcohol.
Después de seis días de carretera y pensiones de mala muerte, la dejó tirada, llevándose los últimos cuatro mil euros.
Mercedes pasó dos días con sus noches, sentada en un banco. No hubo llanto ni dolor ni rabia, solo una losa negra aplastándole la mente, estrujándole los sueños que le caían a chorro por los hombros, los brazos, las manos, los dedos, las uñas, rebotaban en el asfalto, se deslizaban por el borde de la acera y se hundían en la alcantarilla.
Alguien que pasaba por allí la encontró, tenía la boca manchada de sangre y las muñecas mordidas, deliraba.
A los quince días de la huída de Mercedes, su marido recibió una llamada telefónica de la policía; su mujer se hallaba en el centro médico de un pueblo lejano y desconocido, la habían identificado por el carnet de conducir, le pedían que fuera a recogerla. Él se negó, alegando que el divorcio estaba en trámite.
13 comentarios:
Ay Luna Lunera! Me has desgarrado hasta las entrañas con esta historia de des-amor de Mercedes!
Es una historia terrible, contada con serenidad, lo que la hace más terrible aún.
Un gran beso, amiga!
Pero siempre queda una esperanza o eso quiero creer.
Otro gran beso querida rayuela.
Que fuerte... me pregunto en qué te habrás inspirado...me ha gustado muchísimo la verdad, me ha enviado al lado amargo de la vida..un besazo lunera
En la vida, Elisa, en la vida que me rodea y de la que formo parte.
Un besazo.
Todo el mundo habla y habla de amor. Pero tu nos hablas del hueco que deja el amor. Algunos lo llaman vacío, otros libertad.
Enhorabuena.
Un beso
el hueco que deja el amor...no sé como llamarlo, pero sé que duele hasta que lo tapamos o echamos a volar.
Un beso Francisco.
Que historia tan trágica. Me ha estremecido el pensar lo sola que está Mercedes, porque tal cual lo cuentas, ya existe en este mundo. Ojalá que Mercedes encuentre una salida a su soledad.
Saludos desde La Ventana de los sueños, blog literario.
Hola Anabel, supongo que habrá más de una Mercedes en este mundo. Gracias por tu visita. Un saludo.
Es trágico, pero como la vida misma...la recompensa a tanto dolor, es la purificación a tanta mortificación del alma.
Es cuando el amor está rondando el alma, para rescatar en un momento dado...
Escribes cada día mejor, Luna, estás llegando a tu plenilunio!
Gracias Juan, es hermoso y esperanzador le purificación del alma y la llegada de un nuevo amor.
Besos amigo.
podría tener otros finales.Me encantó el que le diste. Valores en juego para sentenciar penas. La sentencia que otorga la realidad.
besos.
Hola coleccionistadesoles (un nombre muy sugerente) me alegra que te guste el final. Los finales a veces cambian y también los valores, lo que hoy está abajo mañana puede estar arriba.Creo que eso da un poco de esperanza.
Gracias por tu visita y ven cuando quieras.
Un beso.
La cosa piú triste di tutto questo tuo racconto é che se succede moltissimo.
Tantissime, principalmente donne, credono a un amore vero, romantico e molte volte cadeno in ingano. Mi ha piaciuto moltissimo il tuo racconto. Tanto reale com'è la vita
Abbaccio
Angel
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