
EL DESEO DE HELIODORA
Como si miles de peces le hubiesen regalado escamas a la mar, ésta brillaba en plateadas ondulaciones, parecía una lengua dispuesta a lamer el cuerpo de Heliodora. Debían ser las ocho de la tarde. El Sol se había colocado sobre el mar, haciendo resplandecer en una infinitud de grises esa línea sin contornos, esa franja serpenteante de luz.
Heliodora se giró y el sol le dio de frente, abrió los brazos y dejó que el mar la tocase mientras su mente le pensaba a él, y lo hizo con tal fuerza que la mar le devolvió su deseo en un intenso olor a flores. A flores olía la mar…. Y ella aspiró ese olor y sintió que su cuerpo se transformaba en un ser vegetal, en una flor sin raíces flotando a la deriva, y deseó que el azar la guiase hasta una playa remota donde él la esperaría.
9 comentarios:
Relato con aromas a mar y flores.Te he dejado un premio en mi blog.
Recibe un abrazo desde tierras tamalipecas.
Hola Luna. Sabés que al leer este preciosa prosa poética diría yo, aunque no tenga el formato, me acordé de Mar e lua y ese final ¿abierto?
Te dejo un fragmento; me transmitió algo así como que cada uno encuentra la felicidad como puede o a veces lo dejan, hasta no poder más...
Besos, siempre un placer leerte.:-)
y fueron corrientes abajo
rodando en el lecho
y tragando agua
flotando com algas
arrastrando hojas
abrazando flores
hasta naufragar
se fueron volviendo peces
volviendo almejas
valviendo espuma
volviendo arena
plateada arena
con luna llena
orilla al mar
Heliodora luz
Heliodora pez
Heliodora flor
Heliodora mar
Heliodor(azar)*
Heliodor(amar)***
Bello,muy bello!
Mil besos,Juani♥
La sal es el condimento perfecto para los sueños. El deseo busca la sal cuando le falta.
Buscábamos un perfume que acompañara a nuestro amor. Por eso nos desnudamos y nos sumergimos entre las olas. En un momento, ambos nos besamos mientras nuestros cabellos levitaban en la suave corriente. La miré y eran sus lágrimas lo que mojaban mis labios.
Agar agar. Nuestro perfume salado.
Un abrazo. Tu compañía es maravillosa.
Chuff!!
y como el amor, aunque sea imposible, hace que el mar huela a flores, hace que nos olvidemos de todo y queramos salir volando a esa playa lejana donde nos espera el ser amado...
un abrazo
Hermosa metamorfosis, entiendo a Heliodora, yo muchas veces, cuando siento que no soporto las cosas humanas, he querido ser ave o pez u quizá sólo el viento que corre felíz hacia donde quiere.
Con mi cariño: Doña Ku
Estoy segura que se encontrarán,tu prosa les ha marcado la ruta.
Un abrazo.
El otoño nos ha traído una bellísima historia llena de aromas increíbles...¡Queremos más!
Un beso, Lunnazul!
Lo sutil nos hace entrar en el entresueño y la belleza aunque cause dolor nos hace eternos.
Un beso
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