Cuando la carta cayó de su mano sobre su cuerpo semidesnudo y quedo parada en su pecho entibiándole el alma, tuvo la certeza de que envejecerían juntas.
La noche anterior a la llegada de la carta, en ese preludio de sombras donde el horizonte es un rosa o un violeta o jirones de nubes o un sol que recorre en una infinitud de segundos su adiós, Ana fue testigo de lo insólito:
Apoyada en la baranda del paseo marítimo observaba un mar en calma, denso como plomo líquido, y sin que nada lo presagiara, como si un ser gigantesco despertará y lo respirase, se contrajo. Rompió el silencio espirando olas a una velocidad vertiginosa. Y cuando la mujer imaginó que el aliento salía de su boca, una ola perpendicular a la orilla, se impuso a la imprevista marejada, deshaciendo la horizontalidad del mar y Ana creyó que un mar gótico se clavaba en el cielo. Y como una lengua gigantesca arrasó el rosa y el violeta hasta calmar la furia del corazón de Ana.
Aquella noche, en otro continente, un hombre escribía una carta ignorando que algún día sería tan parecida a Ana que cada pliegue o mancha o roto estaría en su piel. Y Ana, sintiendo la sal en sus labios, volvió a creer en los duendes y en las ninfas, en la semilla que se abre como labios en el “corazón del sueño” y en el beso que la niña del aire dejó en la mejilla ruborizada de Campasolo.
Cumpliendo leyes imposibles, el rosa y el violeta y hasta el azul de un cielo desconocido, le regalan palabras, y ella las repite una y otra vez hasta entenderlas o creerlas. Sólo ellas pueden darle la verticalidad que le es indispensable, erguirla sobre la vida o su destino. Sólo ellas pueden volver posible lo improbable. Por eso las dejó caer sobre su cuerpo semidesnudo y decidió envejecer junto a ellas. La vida comienza, de nuevo, y esta vez tiene su carta de letras azules. Ella no sabe si es una carta de amor, pero huele a flores y a miel y a yerbabuena y llegó como una ola perpendicular al corazón, rompiéndole el silencio.
La noche anterior a la llegada de la carta, en ese preludio de sombras donde el horizonte es un rosa o un violeta o jirones de nubes o un sol que recorre en una infinitud de segundos su adiós, Ana fue testigo de lo insólito:
Apoyada en la baranda del paseo marítimo observaba un mar en calma, denso como plomo líquido, y sin que nada lo presagiara, como si un ser gigantesco despertará y lo respirase, se contrajo. Rompió el silencio espirando olas a una velocidad vertiginosa. Y cuando la mujer imaginó que el aliento salía de su boca, una ola perpendicular a la orilla, se impuso a la imprevista marejada, deshaciendo la horizontalidad del mar y Ana creyó que un mar gótico se clavaba en el cielo. Y como una lengua gigantesca arrasó el rosa y el violeta hasta calmar la furia del corazón de Ana.
Aquella noche, en otro continente, un hombre escribía una carta ignorando que algún día sería tan parecida a Ana que cada pliegue o mancha o roto estaría en su piel. Y Ana, sintiendo la sal en sus labios, volvió a creer en los duendes y en las ninfas, en la semilla que se abre como labios en el “corazón del sueño” y en el beso que la niña del aire dejó en la mejilla ruborizada de Campasolo.
Cumpliendo leyes imposibles, el rosa y el violeta y hasta el azul de un cielo desconocido, le regalan palabras, y ella las repite una y otra vez hasta entenderlas o creerlas. Sólo ellas pueden darle la verticalidad que le es indispensable, erguirla sobre la vida o su destino. Sólo ellas pueden volver posible lo improbable. Por eso las dejó caer sobre su cuerpo semidesnudo y decidió envejecer junto a ellas. La vida comienza, de nuevo, y esta vez tiene su carta de letras azules. Ella no sabe si es una carta de amor, pero huele a flores y a miel y a yerbabuena y llegó como una ola perpendicular al corazón, rompiéndole el silencio.
14 comentarios:
Que lindo sentir el aroma de una carta escrita con el amor y la ternura que tan bien nos presentas..
excelente
un abrazo
Saludos fraternos con mucho cariño
Un abrazo muy grande
Besos
Que tengas una muy buena semana
ES CLARO, UN LINDO Y PURO SENTIR.
CONMUEVE ESE AMOR CASI PALPABLE...
COMO UN SOL RADIANTE QUE AÑEJA LA COSTURA DE AMOR , ES LA TENSION QUE SE DIFUMINA Y SE CONVIERTE EN PUREZA .
CUIDATE , UN ABRAZO.
Simplemente transmites sentimientos, no palabras, porque puedo hacer mias las sensaciones... Gracias por compartir tan hermosos sentimientos...
Besos y que tengas una linda semana
Lego aquí desde los socopoemas. Y no me arrepiento.
Almampena, Campasolo me ha dejado este mensaje para ti:
...esa cartita te la envié yo hace algún tiempo, cuando contradiciendo a Federico conseguimos "abrir semillas en el corazón del sueño", ¿Te acuerdas?...
Besos con tinta azul
Yo, por mi parte, digo que es hermoso lo que has escrito, y que comparto lo de Almanpena y Campasolo en cuanto a las semillas.
Un abrazo grande, Juana quereida
Muchas gracias!
Y Ana olvidó a su hombre de Omán...
Una ola, que mezclaba sus colores y los volvía lilas, le dejó una carta con aromas del sur.
Hermosísimo amiga!
Tu relato es explosivo,sinestésico, arrollador como la ola perpendicular.
Mil besos,querida!
Vale, Lunaazul, ya con la primera frase me has dejado atrapada dentro del relato y me has desarmado completamente!
Excelente manera de empezar la semana! Gracias!
Un beso, y feliz lunes!
Encantador tu texto mágico, lleno de fantasía.
Esa fantasía que hace la vida mas bella.
Un abrazo . Socothrow
Hermoso, un carta, un color, una caricia, una piel de seda, y unas letras de sangre...
Saludos. Nos leemos
un texto delicioso y abrumador, lleno de imágenes encantadas.
un beso preciosa lunaazul.
Difícil entrar en los escritos oníricos de alguien tan distinta como tú.La magia que los envuelve es tu marchamo.
Estás muy guapa en la foto.
Un beso
Genial. Siempre genial.
Me encanta la mezcla sentimental, y el reencuentro infaltable de esas fragancias de impresiones infinitas. Como una luna que cambia la piel de su ser.
Sentí el silencio, sentí el respiro; sentí el creer; también aprecié la ruptura del silencio.
Saludos desde muy lejos, pero cerca, Lunazul.
Paso a dejarte mis saludos fraternos
un abrazo muy grande lleno de cariño
besos
Hermosísimo poema, Juana, este relato que resulta ser una ola perpendicular en la blogosfera literaria.
Quiero decirte que la sensibilidad que se adivina en ti queda reflejada en este texto de un modo conmovedor. Te vacías de poesía; la suerte que la vida, de seguro, cada día vuelve y te llena de ella!
Abrazos!
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